domingo, 21 de junio de 2009

Al Final del Arco Iris. Vernor Vinge.


“Al Final del Arco Iris” no es una novela fácil. Es dificil interpretar las intenciones del autor, aunque si uno ha leido algunas de sus otras obras es posible reconocer, pero nunca anticipar, algunos patrones propios del trabajo de Vinge. Tenemos el soberbio manejo de la tensión in crescendo, llegando a un plateau que se prolonga por varios capítulos sin agotar. También su sentido del antiheroe, es decir, su predilección por poner protagonistas realtivamente comunes y corrientes enfrentandose, siempre con éxito, a conflictos de una escala mucho muy superior a sus contextos y experiencia.

Vinge pone especial atención a la evolución psicologica de los personajes, aspecto que en está novela alcanza la madurez, logrando en efecto que este proceso sea fluido y transparente, mejorando ostensiblemente respecto intentos anteriores.

Y por supuesto está su fascinación por un futuro altamente tecnologizado que obliga a redefinir el concepto de ser humano. La Singularidad, sin ser nombrada, es el gran tema de esta novela. Es así como Vinge nos pone en medio de una sociedad que rapidamente está encontrando remedios para las enfermedades más terribles. En la carrera entre la muerte y la innovación médica la última finalmente ha tomado la delantera.

También está el asombroso desarrollo de la Internet y la informática en general, donde la inteligencia humana ha dejado de depender exclusivamente de dos hemisferios cerebrales y ahora dispone de infinitos recursos disponibles instantaneamente. Pero aquí aparece quizas el primer defecto de la novela y esta es su excesiva jerga técnica que a quienes solo tenemos un conocimiento nivel usuario de la computación nos deja algo desconcertados. La elección de ciertos artificios de diagramación para representar nuevas formas de comunicación también me pareció inapropiada, un error que también se aprecia en “Un Fuego sobre el Abismo”. Aquello que el lector no va a leer es mejor no ponerlo.

El uso de codigos solo reconocibles por grupos de interes especificos no se restringe al tema de la informática. Hay permanentes referencias a notables obras y autores de fantasia y ciencia ficción, entre ellos reiterados homenajes a Terry Pratchett y a Mundodisco, e incluso un cameo a si mismo y a sus tines y Zonas de Pensamiento. Si no sabe de lo que estoy hablando entonces usted es el mejor ejemplo de lo que estoy señalando.

Tengo la impresión de que está última característica, las referencias a conocidos íconos de la ciencia ficción, de pudo haber sido decisiva a la hora de otorgarle la mayoría de votos en la 65ava Convención Mundial de Ciencia Ficción y así hacerle merecedora del Premio Hugo, el tercero para el autor. Tuve el honor de estar presente en dicha ceremonia de premiación, en Yokohama, pero no así el propio Vernor Vinge.

Quien si estaba allí era Charles Stross, también candidato a ese premio por su “Greenhouse”, y que llegó en segundo lugar. En ese entonces todavia no había leído “Al Final del Arco Iris”, y vote por Stross, lo reconozco, sin que fuese un sufragio plenamente informado. Sin embargo debo decir hoy, con ese conocimiento que me faltaba entonces, que creo que mi voto habría sido el mismo.

Hago también este alcance a Stross porque él, al igual que Vinge, es uno de los principales autores contemporaneos dedicados a explorar la idea de la Singularidad. En cierto sentido Vinge podría venir a ser algo así como el maestro y Stross el discipulo. Y en está ocasión el público decidió que aun no era el momento de que discipulo superará al maestro.

Un punto final respecto de esta novela y que mi incipiente chauvinismo no me permite dejar de señalar son las tres o cuatro menciones que se hace de Chile en ella. En particular la escena en donde los escolares de Punta Arenas y de San Diego interpretaban a Beethoven en forma simultanea desde sus propias ciudades. No he tenido la oportunidad de visitar San Diego, pero si Punta Arenas, donde vive mi padre. Así que la obra terminó generando inesperados ecos en mi memoria, en lados opuestos de nuestro planeta.

1 comentario:

Marcelo TM dijo...

Hola Rod, yo leí esta novela a principios de este año y en efecto me agradó muchísimo por la descripción del mundo y la tecnología, algo que a cada momento gatillaba ideas en mi subconsiente. Eso si que la novela no se fue por el lado que yo esperaba después de leer los sucesos introductorios que se detallan. Eso me decepcionó un poco porque la expectativa generada no se cumplió... pero de todas formas es una gran novela.
Saludos,